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miércoles, 5 de febrero de 2014

Racismo, por Dania Antonio Santiago



Racismo

Raras son las personas que en el
fondo de sí mismas son racistas.
Es más una cuestión de miedo al otro”. 
Frédéric Kanouté



En la actualidad, me parece que la oruga que era el racismo en el siglo XVI, cuando apenas se empezaba a formar, es una hermosa mariposa que extiende sus alas por todo nuestro mundo. Recorriendo desde las ciudades más grandes hasta las pequeñas comunidades, donde lo que se busca es la superioridad y el menosprecio a los que consideramos diferentes a nosotros.
Muchos autores se atreven a afirmar que el racismo ha existido desde la creación de la humanidad, pero es el profesor George M. Fredrickson[1] quien nos dice: “La base ideológica del racismo explícito se fraguó en Occidente durante la Edad Media: antes de ese periodo, no se encuentra en Europa ni en otras culturas ninguna prueba clara e inequívoca de racismo que no fuera mera discriminación o rivalidad. Quizás la primera señal de esta visión racista del mundo radique en la asociación de judaísmo con el diablo y la brujería en las mentes populares de los siglos XIII y XIV. La sanción oficial de dichos comportamientos apareció más tarde en la España del siglo XVI con la discriminación y exclusión de los judíos conversos y sus descendientes”. Vemos como desde la Edad Media el racismo comenzaba a tomar forma, las maneras racistas comenzaban con el poder de la iglesia cristiana que iba a la conquista de los pueblos con la intención de incorporarlos al cristianismo. El grupo que más sufrió de estas acciones racistas fueron los judíos, como lo menciona el profesor Fredickson, al ser expulsados de muchos lugares por sus creencias; al ir en contra del cristianismo.
Esta ideología rápidamente fue avanzando, con la conquista de los pueblos, debido a que en un principio se trataba de una forma de xenofobia (Odio hacia los extranjeros) más que racial, ya que estaba basada en las diferencias de territorio y no en las físicas o perceptibles visualmente, más tarde se convertiría en una lucha de razas y de supremacía entre una y otra.
México no fue la excepción a este grave problema, los primeros inicios de racismo se dieron con la conquista de los españoles, pues se empezó a buscar la homogeneidad de la nación con respecto a la raza de los caucásicos y a sus ideologías religiosas. Lamentablemente en nuestro país no estamos dispuestos a aceptar que existe el racismo, pues muchos consideran el despreciar a personas de distintas etnias como algo común e incluso algo dentro de lo correcto.
Diferentes encuestas se han realizado en nuestro país que dan como resultado datos asombrosos de cuántas personas indigentes y/o de origen indígena viven en México, como es el caso de los datos que revela la QUO[2]: “Cifras de la Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS) 2010 revelan que en México viven 7 millones de indígenas con diferentes culturas”. Parece sorprendente, e incluso podemos afirmar, “entonces en nuestro país hay una diversidad de cultura” pero no sabemos realmente cuál es la situación de estas personas que, por su color de piel, su forma de hablar, de vestir, entre otras cosas son susceptibles de ser víctimas del grave problema del racismo.
Hasta aquí hemos hecho un recuento de la situación del racismo en el mundo y en México en general. Pero es aún más alarmante la situación que se vive en nuestro municipio (Solidaridad) pues, al ser una zona turística, día tras día recibimos afluencia de gente de todo el país, con diferente vestimenta, lengua, tradiciones, y lo único que podemos ver alrededor son situaciones en las que vecinos de nuestra comunidad se refieren a esas persona indígenas como “indio pata rajada”, “Chiapas”, “indio sucio”, entre muchos epítetos más. También se practican actos en contra de ellos que muchas veces llegan a la agresión física al creerse una raza superior o simplemente que no sean del mismo origen. Pese a todo esto, la verdad, es que todos descendemos de esas personas llamadas erróneamente indios y deberíamos sentirnos orgullosos de ellos pues son una prueba viviente de nuestra cultura mexicana.
Quintana Roo es un estado pluricultural, donde se desarrolló, principalmente la Cultura Maya, sus descendientes, los Mayas de hoy, también sufren del racismo al ser burlados por su lengua y su manera de expresarse. Cosa que observamos a diario en todos los lugares públicos de esta ciudad.
En la hotelería y todo tipo de trabajo que ofrece nuestro estado es clarísimo el racismo pues al solo mirar a una persona que sea morena o que presente algún rasgo indígena se les niega la oportunidad de demostrar sus conocimientos o sus ganas de aprender. Considero que toda esta situación se ha dado por la falta de información e inculcación de valores. Tal es el caso que, en días pasados, se llevó a cabo una conferencia en un prestigioso hotel de Cancún para la cual fue invitada una persona muy conocida: Rigoberta Menchú[3]. Lo alarmante fue que cuando esta mujer se encontraba en una entrevista para un programa de radio, los vigilantes del hotel le pidieron que se retirara argumentándole que no podía vender ahí, el suceso fue todo un escándalo y un ejemplo claro del racismo, pues se había juzgado mal a esta persona solo por su apariencia. Como éste existen muchos casos más en los que el racismo gobierna las actitudes de los mexicanos y de toda la humanidad.
Finalmente, desde mi perspectiva, debemos procurar la igualdad entre los individuos para lograr vivir en armonía en un ambiente de cooperación, de respeto y donde todos tengamos los mismos derechos y obligaciones. No existe un lugar marcado para empezar a ser equitativos con nuestros vecinos y amigos, pero lo más importante es hacer el cambio en nuestra vida, empezar con el ejemplo. Además que si queremos respeto pues debemos procurar el respeto y no digo que en un día vayamos a terminar con el racismo, porque ha sido una lucha de muchos siglos y no se ha podido lograr un avance significativo, pero si empezamos poco a poco como lo han hecho grandes personajes en la historia como son: Martin Luther King, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, entre otros, tal vez algún día podamos conseguir la igualdad aunque sea en nuestra comunidad. No hay que tener miedo de relacionarnos con personas de diferentes etnias, al contrario creo que podemos aprender muchas cosas de esas personas, más de lo que imaginamos. Así que no nos dejemos llevar por las opiniones de otros y reflexionemos: “Si los padres se ríen de los chistes racistas o sexistas, otra generación crecerá con el veneno que los adultos no han tenido el valor de eliminar”[4].

Dania Antonio Santiago es estudiante de 2do. semestre de
Licenciatura en Administración Hotelera.










[3] Candidata a la Presidencia de Guatemala y premio Nobel de la Paz en 1992.
[4] Marian Wright Edelman.

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