Racismo
“Raras son las personas que en el
fondo de sí mismas son racistas.
Es más una cuestión de miedo al otro”.
Frédéric Kanouté
Frédéric Kanouté
En la actualidad, me parece que la oruga que era
el racismo en el siglo XVI, cuando apenas se empezaba a formar, es una hermosa
mariposa que extiende sus alas por todo nuestro mundo. Recorriendo desde las
ciudades más grandes hasta las pequeñas comunidades, donde lo que se busca es
la superioridad y el menosprecio a los que consideramos diferentes a nosotros.
Muchos autores se atreven a afirmar que el
racismo ha existido desde la creación de la humanidad, pero es el profesor
George M. Fredrickson[1] quien nos dice: “La base ideológica del racismo
explícito se fraguó en Occidente durante la Edad Media: antes de ese periodo,
no se encuentra en Europa ni en otras culturas ninguna prueba clara e
inequívoca de racismo que no fuera mera discriminación o rivalidad. Quizás la
primera señal de esta visión racista del mundo radique en la asociación de
judaísmo con el diablo y la brujería en las mentes populares de los siglos XIII
y XIV. La sanción oficial de dichos comportamientos apareció más tarde en la
España del siglo XVI con la discriminación y exclusión de los judíos conversos
y sus descendientes”. Vemos como desde la Edad Media el racismo comenzaba a
tomar forma, las maneras racistas comenzaban con el poder de la iglesia
cristiana que iba a la conquista de los pueblos con la intención de
incorporarlos al cristianismo. El grupo que más sufrió de estas acciones
racistas fueron los judíos, como lo menciona el profesor Fredickson, al ser
expulsados de muchos lugares por sus creencias; al ir en contra del
cristianismo.
Esta ideología rápidamente fue avanzando, con la
conquista de los pueblos, debido a que en un principio se trataba de una forma
de xenofobia (Odio hacia los extranjeros) más que racial, ya que estaba basada
en las diferencias de territorio y no en las físicas o perceptibles
visualmente, más tarde se convertiría en una lucha de razas y de supremacía
entre una y otra.
México no fue la excepción a este grave
problema, los primeros inicios de racismo se dieron con la conquista de los
españoles, pues se empezó a buscar la homogeneidad de la nación con respecto a
la raza de los caucásicos y a sus ideologías religiosas. Lamentablemente en
nuestro país no estamos dispuestos a aceptar que existe el racismo, pues muchos
consideran el despreciar a personas de distintas etnias como algo común e
incluso algo dentro de lo correcto.
Diferentes encuestas se han realizado en nuestro
país que dan como resultado datos asombrosos de cuántas personas indigentes y/o
de origen indígena viven en México, como es el caso de los datos que revela la
QUO[2]: “Cifras de la Encuesta Nacional de Discriminación
(ENADIS) 2010 revelan que en México viven 7 millones de indígenas con
diferentes culturas”. Parece sorprendente, e incluso podemos afirmar, “entonces
en nuestro país hay una diversidad de cultura” pero no sabemos realmente cuál
es la situación de estas personas que, por su color de piel, su forma de
hablar, de vestir, entre otras cosas son susceptibles de ser víctimas del grave
problema del racismo.
Hasta aquí hemos hecho un recuento de la
situación del racismo en el mundo y en México en general. Pero es aún más
alarmante la situación que se vive en nuestro municipio (Solidaridad) pues, al
ser una zona turística, día tras día recibimos afluencia de gente de todo el
país, con diferente vestimenta, lengua, tradiciones, y lo único que podemos ver
alrededor son situaciones en las que vecinos de nuestra comunidad se refieren a
esas persona indígenas como “indio pata rajada”, “Chiapas”, “indio sucio”,
entre muchos epítetos más. También se practican actos en contra de ellos que
muchas veces llegan a la agresión física al creerse una raza superior o
simplemente que no sean del mismo origen. Pese a todo esto, la verdad, es que
todos descendemos de esas personas llamadas erróneamente indios y deberíamos
sentirnos orgullosos de ellos pues son una prueba viviente de nuestra cultura
mexicana.
Quintana Roo es un estado pluricultural, donde
se desarrolló, principalmente la Cultura Maya, sus descendientes, los Mayas de
hoy, también sufren del racismo al ser burlados por su lengua y su manera de
expresarse. Cosa que observamos a diario en todos los lugares públicos de esta
ciudad.
En la hotelería y todo tipo de trabajo que
ofrece nuestro estado es clarísimo el racismo pues al solo mirar a una persona
que sea morena o que presente algún rasgo indígena se les niega la oportunidad
de demostrar sus conocimientos o sus ganas de aprender. Considero que toda esta
situación se ha dado por la falta de información e inculcación de valores. Tal
es el caso que, en días pasados, se llevó a cabo una conferencia en un
prestigioso hotel de Cancún para la cual fue invitada una persona muy conocida:
Rigoberta Menchú[3]. Lo alarmante fue que cuando esta mujer se encontraba
en una entrevista para un programa de radio, los vigilantes del hotel le
pidieron que se retirara argumentándole que no podía vender ahí, el suceso fue
todo un escándalo y un ejemplo claro del racismo, pues se había juzgado mal a
esta persona solo por su apariencia. Como éste existen muchos casos más en los
que el racismo gobierna las actitudes de los mexicanos y de toda la humanidad.
Finalmente, desde mi perspectiva, debemos
procurar la igualdad entre los individuos para lograr vivir en armonía en un
ambiente de cooperación, de respeto y donde todos tengamos los mismos derechos
y obligaciones. No existe un lugar marcado para empezar a ser equitativos con
nuestros vecinos y amigos, pero lo más importante es hacer el cambio en nuestra
vida, empezar con el ejemplo. Además que si queremos respeto pues debemos
procurar el respeto y no digo que en un día vayamos a terminar con el racismo,
porque ha sido una lucha de muchos siglos y no se ha podido lograr un avance
significativo, pero si empezamos poco a poco como lo han hecho grandes
personajes en la historia como son: Martin
Luther King, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, entre otros, tal vez
algún día podamos conseguir la igualdad aunque sea en nuestra comunidad. No hay que tener miedo de relacionarnos con
personas de diferentes etnias, al contrario creo que podemos aprender muchas
cosas de esas personas, más de lo que imaginamos. Así que no nos dejemos llevar
por las opiniones de otros y reflexionemos: “Si los padres se ríen de los
chistes racistas o sexistas, otra generación crecerá con el veneno que los
adultos no han tenido el valor de eliminar”[4].
Dania
Antonio Santiago es estudiante de 2do. semestre de
Licenciatura
en Administración Hotelera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario