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jueves, 18 de junio de 2015

Análisis a la sociedad actual: El porqué de nuestra conducta, por Ricardo A. Salazar Garcia


Análisis a la sociedad actual: El porqué de nuestra conducta


El siglo XX, se caracterizó por una serie de cambios tecnológicos y sociales que impactaron trascendentalmente la organización social económica y política de las principales potencias mundiales de la época. En gran medida, estos cambios fueron consecuencia de que en ese siglo se dejó de pensar en el individuo como alguien con necesidades básicas cubiertas o no cubiertas.
Se comenzó a tratar a las personas como entes a los cuales se les pueden crear necesidades para así continuar con el modelo económico basado en el consumo; estas necesidades son en base a deseos y aspiraciones impuestas en la mente del individuo mediante diversas técnicas, entre ellas resaltando el marketing, la publicidad y el acto de involucrar los sentimientos con lo material.
El origen de esa reinterpretación del individuo fueron las investigaciones de la psicología, dentro de las que destacan los postulados del psicoanálisis. Su precursor, Sigmund Freud, quien propuso que en el individuo no todas las necesidades son racionales, puesto que existe un subconsciente irracional que apela a la parte animal del individuo.
La existencia de esos elementos reprimidos, explican que el individuo se deje guiar en muchos aspectos por un instinto animal que no es racional, pues vive en una sociedad con normas de vida y valores en los que se espera que reprima la mayor parte del tiempo, provocando muchas veces descontento e insatisfacción de sus deseos de ser y actuar. Un claro ejemplo son las emociones y los deseos que tienen en su mayoría los humanos, los cuales son producto de un pensamiento colectivo cultivado por años de educación y vida dentro de una familia y una comunidad determinada.
A pesar de que se piense que el ser humano es superior a otros seres vivos por poseer la capacidad de raciocinio y pensamiento abstracto, en los documentales titulados “El siglo del yo” se explora que lo menos racional tiene un gran impacto en el impacto en el comportamiento y el pensamiento de masas. La comprensión de esta relación permitió que líderes políticos y empresas de iniciativa privada explotaran la forma de hacer racional y aceptable la satisfacción de deseos, y no únicamente de necesidades en las personas. Lo que conllevó a que contextos sociales y políticos distintos establecieran un balance distinto entre la liberación y la aceptación de lo irracional y animal de la persona, según fuera necesario para estimular la pertenencia a la comunidad o la individualidad.
El debate se centró en maximizar el beneficio de reprimir o librar instintos animales en la persona. El animal consigue comida por un fin específico, con medios específicos, obteniendo beneficios que requiere; su actividad sexual está orientada a perpetuar la especie, sólo comen lo necesario y atacan sólo cuando se sienten agredidos. El humano realiza estas mismas actividades pero es capaz de hacerlo sin control; implicando así por ejemplo el comer más de lo necesario, practicar sexo con desenfreno, atacar y matar a otros seres humanos o animales sin alguna razón lógica. Sumergido todo en sentimientos, deseos y gustos.
En el psicoanálisis se plantea que vivimos en una situación dualista. “Nos movemos a través del deseo, y que lo peor que podría pasarle a alguien es conseguir lo que desea, porque lo que ya se tiene, ya no se puede desear, y al sujeto le faltará algo”, somos: “sujetos de falta”. (Arquieta, 2008).
¿Qué es lo que se hizo entonces para evitar que el individuo piense que le falta algo al estar cubierto su deseo? O mejor dicho, ¿Cómo se logró que en la sociedad se privilegiaran los deseos en el humano, cuando antes las cosas eran presentadas por su funcionalidad, por necesidad básica y utilidad? Lo anterior sin tomar en cuenta los gustos y preferencias. Durante el periodo después de la crisis de la Primera Guerra Mundial, las empresas en recuperación recurrieron al sobrino de Sigmund Freud, Eduard Bernays, debido a que él conocía los principios del psicoanálisis su interpretación para una posterior aplicación en la sociedad.
Las empresas se habían vuelto poderosas puesto que el beneficio se basaba en el exceso de producción para satisfacer las necesidades que demandaba una guerra mundial entre los países involucrados, creando así el consumo acelerado y necesario en los individuos; pero al acabar la guerra se temía que entraran en una especie de crisis debido a que ya no había necesidades tan numerosas por cubrir, y la sociedad estaba acostumbrada a demandar solo lo necesario para atender sus necesidades básicas.
El psicoanálisis plantea que las decisiones de las personas no son únicamente racionales, existen deseos y reacciones que responden al subconsciente de una forma directa. A final de la Primera Guerra Mundial, las sociedades europeas y la sociedad estadounidense no promovían la creación de la individualidad, además de estar preocupados por la economía y su desplome. Por lo tanto se utiliza el psicoanálisis para la satisfacción de estas necesidades y deseos irracionales que se pueden manipular, hablo del comportamiento individual y social. Esto ha llevado a la programación de la sociedad en búsqueda de la satisfacción de sus deseos personales y de demostrar cuán individuales y diferentes son, al final terminamos siendo igual que determinado grupo social ya sea por los gustos y preferencias del individuos, la forma de vestir y otras características; siendo esto muy efímero puesto que los gustos son cambiantes y este deseo es cubierto de una forma rápida y espontánea.
La necesidad y el deseo ya están implantados, sin embargo, la satisfacción de esas aspiraciones no se logra. Entonces, la pregunta que tenemos que realizarnos sería: ¿Acaso este modelo deberá estar vigente en este nuevo siglo? Porque si lo vemos desde un punto de vista diferente, estamos comenzando un nuevo siglo, y en el transcurso de tan sólo una década y media han sucedido tantos acontecimientos, tantas invenciones y se han llegado a tener tanto poder al alcance de todos, que deberíamos comenzar a pensar cómo debe construirse un nuevo pensamiento colectivo. En ese debate es importante considerar que se requiere de un nuevo acuerdo social que pueda generar estabilidad social y política.
Al haber creado necesidades en las personas para que las empresas satisfagan estas mismas necesidades, se crea el modelo capitalista, donde la sociedad se ha vuelto consumidora de una forma acelerada, pues están involucrados sentimientos y emociones de por medio. Sin embargo, el comportamiento de consumidor y no del ciudadano, genera muchos espacios en los que los deseos no satisfechos generan malestar social e inclusive protesta.
El principio rector de la sociedad que privilegia los deseos individuales por motivos de consumo es lograr la satisfacción de las personas. Con el paso del tiempo esa satisfacción se convirtió en un derecho que no sólo aplicaba a la compra de bienes, sino que se amplió al ámbito político cuando los líderes de potencias mundiales recurrieron a las técnicas de venta comercial para ganar simpatías electorales de la sociedad.
El resultado fue una irreversible ruptura de la sociedad con las élites tradicionales que estaban acostumbradas a decidir qué era lo más conveniente para la población o en el mejor de los casos para sectores diversos dentro de la población. En su lugar, ganaron espacio las propuestas diseñadas para responder a los deseos individuales de la mejor manera posible. Siempre bajo el precepto de que el individuo debía ser el eje central de la sociedad y del estado, proponiendo que el derecho a ser diferente reforzaba la idea de ser igualmente importante para que el gobierno fuera un servidor y no un controlador absoluto.
Por años, el concepto de democracia se consolidó a partir de la idea de que la satisfacción de los deseos individuales es la prioridad del gobierno. A pesar de que desde la década de los 80 existieron críticas sobre cómo ese comportamiento estimulaba la aceptación de una avaricia irracional e incontrolable en el individuo que actualmente está relacionada con el desencanto de la población con sus gobiernos. La explicación de las molestias es que los deseos no son cubiertos por las instituciones de gobierno y eso las convierte en ineficientes e incompetentes.
Por un lado, los deseos no son atendidos porque esa avaricia no tiene fin y los políticos se ven imposibilitados para responder a las demandas crecientes. Por otro lado, el problema con esa interpretación de democracia en la cual el gobierno tiene que responder a cualquier demanda es que los deseos de la sociedad frecuentemente son inestables e inclusive contradictorios al paso del tiempo.
En países como Estados Unidos y la Gran Bretaña, sus gobernantes decidieron enfocar los recursos de sus gobiernos para responder a los deseos de los sectores sociales susceptibles, y así apoyar a sus administraciones y así garantizar su permanencia en el poder. Ese modelo para hacer política ha sido implementado en muchas partes sin tomar en cuenta que se basa en el precepto de que el individuo es un consumidor, no un ciudadano. De modo que no es corresponsable de las decisiones sino que simplemente le sirven o no.
La manipulación de la ilusión personal de tener el control sobre las decisiones fue en los inicios del siglo XX la herramienta que permitió a las élites empresariales estimular la parte irracional del individuo en favor del consumo de sus productos. El impacto de esa forma de pensar y de actuar debilitó el rol activo del ciudadano en construir un sistema democrático y consolidó un desempeño como consumidor pasivo de los bienes y servicios que se ponían a su alcance para satisfacer sus aspiraciones personales.
En muchos países, como es el caso de México, vemos fuertes críticas, desconfianza y rechazo hacia los políticos, además de faltar líderes sociales respetados. Cada vez más vemos marchas, burlas y ataques a quienes deberían de ser autoridades en todos los sentidos políticos y sociales, principalmente porque no cumplen lo que se espera de ellos. Sin embargo, es momento de plantear si en esta situación es posible evitar la inestabilidad y el conflicto animal que en su momento advirtió Freud simplemente con moldear las políticas al deseo de consumo.
En caso de que no sea posible, hay que plantear si en las sociedades modernas del siglo XXI estamos destinados a vivir la consecuencia de la violencia y la agresividad irracional que genera la insatisfacción o a regresar al control y guía autoritaria de los gobiernos como sucedió en el siglo pasado.
Finalmente es importante preguntarse si existe una alternativa distinta a esas dos opciones que implica revertir el dominio en el pensamiento colectivo del individualismo para recuperar una noción de individuo social, o generar algún otro valor social en el que el individuo entienda su participación en sociedad, en el que los políticos tengan una nueva forma de relacionarse con la población para recuperar la aprobación y legitimidad.
En una sociedad donde se ha llegado a proclamar como bueno el gobierno democrático, y malo, quienes están en contra de éste; es necesario evaluar qué hace malo algo realmente. Dentro del acelerado estilo de vida que vivimos, pronto al tener tanta tecnología en desarrollo, está por venir una nueva era y un nuevo estilo de vida, llámese económico, social y cultural. De todo ámbito. Sólo hay que tener la mente abierta y está por verse en un futuro quizá no muy lejano.


Ricardo A. Salazar Garcia es estudiante de 5to. semestre de Ing. Empresarial.


Bibliografía:
Arquieta, Carlos (2008): El ser humano es irracional. Recuperado de: http://carlosarquieta.blogspot.mx/2008/04/el-ser-humano-es-irracional.html

Kelsall, L. Mabert, S. y Curtis, A. (Productores) & Curtis, A. (Director). (2002) “El siglo del yo”: Máquinas de felicidad. BBC Four [DVD] Reino Unido (Disponible en Blockbuster, Playa del Carmen, Quintana Roo, Plaza las Américas Av. 115, prolongación Av. CTM).

Kelsall, L. Mabert, S. y Curtis, A. (Productores) & Curtis, A. (Director). (2002) “El siglo del yo”: La ingeniería del consentimiento. BBC Four [DVD] Reino Unido (Disponible en Blockbuster, Playa del Carmen, Quintana Roo, Plaza las Américas Av. 115, prolongación Av. CTM).

Kelsall, L. Mabert, S. y Curtis, A. (Productores) & Curtis, A. (Director). (2002) “El siglo del yo”: Un policía en nuestras cabezas que debe ser destruido. BBC Four [DVD] Reino Unido (Disponible en Blockbuster, Playa del Carmen, Quintana Roo, Plaza las Américas Av. 115, prolongación Av. CTM).


Kelsall, L. Mabert, S. y Curtis, A. (Productores) & Curtis, A. (Director). (2002) “El siglo del yo”: 8 personas brindando. BBC Four [DVD] Reino Unido (Disponible en Blockbuster, Playa del Carmen, Quintana Roo, Plaza las Américas Av. 115, prolongación Av. CTM).

viernes, 7 de febrero de 2014

Videojuegos violentos, por Andreas Kaufmann



Videojuegos violentos

Cuando estudiaba en la primaria mis padres me compraron mi primera consola de videojuegos: el “supernintendo”. En ese tiempo los videojuegos eran algo nuevo, no existían muchos cassettes y los pocos que se encontraban en las tiendas eran muy sencillos. Jugar videojuegos era ver un conjunto de cuadritos de colores que con la ayuda de una gran imaginación adoptaban forma de personas, animales, armas, y una infinidad de objetos que no tenía idea de qué se suponía que eran. Cuando no estaba en la escuela, estaba en casa de un amigo, o jugando en la calle o haciendo quién sabe qué, pero cuando estaba en mi casa, en algún momento del día me sentaba a jugar nintendo, y lo disfrutaba tanto que tenían que venir a apagármelo para desconectarme de ese mundo de cuadritos que para mis ojos eran paisajes misteriosos, o cuevas con monstruos donde yo era siempre el héroe.
Hoy en día, así como la tecnología ha avanzado tan rápido y con la revolución del Internet, las consolas y los videojuegos han avanzado al mismo ritmo. Ahora ya no hace falta tener un control en la mano, basta con pararte frente al televisor y moverte para controlar a los personajes dentro del mundo virtual. Jugar un videojuego se ha convertido en una experiencia similar a la de ver una película, con la diferencia de que uno es el protagonista de esa historia. Con los gráficos tan realistas que llegaron con la tecnología, se pueden ver las mismas caras que se ven en el cine, las expresiones de estos actores famosos, las sombras, la sangre. Escuchar, las voces, disparos, la respiración, los sonidos envolventes como si se estuviese dentro del mismo juego.
Así como el modo de juego cambió, la temática de los juegos fue cambiando. Es cierto que la violencia dentro de los videojuegos siempre existió. En los primeros temas podías jugar como una ardillita naranja, o un fontanero italiano con sombrero rojo pero siempre se trataba de “matar” monstruos, tortugas, dragones, frutas que caminan, o lo que fuera que se te pusiera enfrente. Con las nuevas tendencias de los videojuegos los “monstruos” a los que se enfrenta uno ahora son “personas”. Incluso ahora se puede tomar el papel del villano y aterrorizar a los “buenos” y tengo que aceptar que llega a ser muy divertido, pero también muy violento. Y este tipo de temática parece ser la que más llama la atención hoy en día. Este interés en los niños y adolescentes parece preocupar a los padres y es algo que las autoridades se toman muy en serio. En la mayoría de los casos se clasifican estos juegos no aptos para menores de 18 años. Sin embargo, ha habido casos en los que prohíben la venta del videojuego debido a su naturaleza violenta. Pero yo siempre he dicho que un juego es sólo un juego.
El mayor ataque contra los juegos violentos siempre viene a raíz de una tragedia, como lo fue la masacre ocurrida en una escuela de Virginia, Estados Unidos. Uno escucha como los medios de comunicación enseguida apuntan con el dedo a los videojuegos como la causa de estas tragedias, a veces incluso antes de que se hayan dado detalles reales de la masacre. Esto no nos dice nada de los propios videojuegos y sí mucho de la paranoia que existe entre los medios de comunicación.
Veamos un ejemplo con la masacre de Virginia en Estados Unidos en el 2007, antes de que el número de muertos fuera revelado al público, antes de que se realizaran entrevistas a los conocidos del autor de este tiroteo y antes de revisar la habitación del atacante, las historias sobre Seung- Hui Cho, conocido como el “Virginia Tech Shooter”, y su obsesión por los juegos violentos ya eran tema de conversación en las noticias. Lo que siguió fue una revisión exhaustiva de su habitación en la cual no se encontró ni un solo juego de video. Al entrevistar al compañero de Cho, dijo nunca haberlo visto jugar videojuegos. Parece que estos detalles no son importantes para los noticieros a la hora de culpar a los videojuegos en televisión internacional.
Otro caso interesante fue el de la escuela Sandy Hook en el 2012. Cuando Adam Lanza de 20 años asesinó a su madre, y luego se dirigió a la escuela primaria donde comenzó a matar niños. Este se convirtió en uno de los tiroteos más trágicos de Estados Unidos. Y como la mayoría de los chavos de 20 años, jugaba Call of Duty, (ha vendido más de 100 millones de copias), no pasó mucho tiempo antes de que los medios desviaran del tema del control en la venta de armas para enfocarse en los peligrosos efectos de los videojuegos violentos.
Sea verdad o no que los videojuegos pueden causar violencia en la sociedad, no se ha visto prueba contundente de que sea así. Lo que sí es verdad es que los medios de comunicación tienen más tiempo al aire para rellenar con suposiciones imaginarias que hechos concretos con que completar ese espacio.
Desde 1984 se ha hecho una gran cantidad de estudios tratando de relacionar los videojuegos con la agresión. Muchos de estos estudios varían un poco pero en general dicen que sí generan (al menos un poco) de agresión, pero agresión no significa violencia y menos una masacre. Investigadores comentan: “Los datos indican que los juegos de video no son la amenaza que muchos de sus críticos aseguran que son, y no necesariamente traen consecuencias negativas.” Lo que estos estudios determinaron es que sí hay un incremento en la agresión, pero sólo en un lapso de 15 a 30 minutos y no permanentemente. Pero practicar deporte también incrementa la agresión y no solo se motiva a los niños a hacer deporte, sino que en las escuelas es obligatorio.
Jugar videojuegos es sólo un pasatiempo. Se puede leer en el periódico: “Adicto a los videojuegos asesinó a 3 personas” pero nunca vemos un título que diga: “Practicante de yoga mato a sus hijos”. Puede que en los temas actuales sobresalgan o se destaquen los juegos de disparos, que tengas que "matar personas” para ganar y que estos juegos sean violentos. Pero uno está siempre consiente de que es un videojuego. Una persona puede "matar" a mil soldados en un juego de guerra pero esto no quiere decir que saliendo de su casa vaya a matar a quien vea en la calle imitando al videojuego. Es fácil para los políticos, responsables de la proliferación de las armas de fuego, evadir preguntas de la prensa diciendo: “las armas no matan gente, la gente mata gente”, pero a la hora de hablar de videojuegos parece que eso no aplica. Japón es el país con el porcentaje más alto de jugadores de videojuegos per cápita y sin embargo tiene una de las tasas más bajas de homicidios en el mundo.
Ahora que estoy en la universidad, tengo más responsabilidades y menos tiempo libre. Tengo nuevos pasatiempos y practico nuevos deportes pero algo que no he perdido es el gusto por los videojuegos y de repente me siento a jugar un poco frente al televisor y aunque no muevo más que mis manos me divierto tanto como cuando meto un gol en la cancha de futbol o cuando surfeo una ola de las que vienen con esos escasos vientos fríos. Juego videojuegos violentos de vez en cuando desde hace más de 10 años. Nunca he matado a nadie. Los críticos con la violencia de los videojuegos simplemente intentan darle sentido, de una forma rápida y sencilla, a conductas que carecen de ésta.

Andreas Kaufmann es estudiante de 4º semestre de Ing. Empresarial

miércoles, 5 de febrero de 2014

Racismo, por Dania Antonio Santiago



Racismo

Raras son las personas que en el
fondo de sí mismas son racistas.
Es más una cuestión de miedo al otro”. 
Frédéric Kanouté



En la actualidad, me parece que la oruga que era el racismo en el siglo XVI, cuando apenas se empezaba a formar, es una hermosa mariposa que extiende sus alas por todo nuestro mundo. Recorriendo desde las ciudades más grandes hasta las pequeñas comunidades, donde lo que se busca es la superioridad y el menosprecio a los que consideramos diferentes a nosotros.
Muchos autores se atreven a afirmar que el racismo ha existido desde la creación de la humanidad, pero es el profesor George M. Fredrickson[1] quien nos dice: “La base ideológica del racismo explícito se fraguó en Occidente durante la Edad Media: antes de ese periodo, no se encuentra en Europa ni en otras culturas ninguna prueba clara e inequívoca de racismo que no fuera mera discriminación o rivalidad. Quizás la primera señal de esta visión racista del mundo radique en la asociación de judaísmo con el diablo y la brujería en las mentes populares de los siglos XIII y XIV. La sanción oficial de dichos comportamientos apareció más tarde en la España del siglo XVI con la discriminación y exclusión de los judíos conversos y sus descendientes”. Vemos como desde la Edad Media el racismo comenzaba a tomar forma, las maneras racistas comenzaban con el poder de la iglesia cristiana que iba a la conquista de los pueblos con la intención de incorporarlos al cristianismo. El grupo que más sufrió de estas acciones racistas fueron los judíos, como lo menciona el profesor Fredickson, al ser expulsados de muchos lugares por sus creencias; al ir en contra del cristianismo.
Esta ideología rápidamente fue avanzando, con la conquista de los pueblos, debido a que en un principio se trataba de una forma de xenofobia (Odio hacia los extranjeros) más que racial, ya que estaba basada en las diferencias de territorio y no en las físicas o perceptibles visualmente, más tarde se convertiría en una lucha de razas y de supremacía entre una y otra.
México no fue la excepción a este grave problema, los primeros inicios de racismo se dieron con la conquista de los españoles, pues se empezó a buscar la homogeneidad de la nación con respecto a la raza de los caucásicos y a sus ideologías religiosas. Lamentablemente en nuestro país no estamos dispuestos a aceptar que existe el racismo, pues muchos consideran el despreciar a personas de distintas etnias como algo común e incluso algo dentro de lo correcto.
Diferentes encuestas se han realizado en nuestro país que dan como resultado datos asombrosos de cuántas personas indigentes y/o de origen indígena viven en México, como es el caso de los datos que revela la QUO[2]: “Cifras de la Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS) 2010 revelan que en México viven 7 millones de indígenas con diferentes culturas”. Parece sorprendente, e incluso podemos afirmar, “entonces en nuestro país hay una diversidad de cultura” pero no sabemos realmente cuál es la situación de estas personas que, por su color de piel, su forma de hablar, de vestir, entre otras cosas son susceptibles de ser víctimas del grave problema del racismo.
Hasta aquí hemos hecho un recuento de la situación del racismo en el mundo y en México en general. Pero es aún más alarmante la situación que se vive en nuestro municipio (Solidaridad) pues, al ser una zona turística, día tras día recibimos afluencia de gente de todo el país, con diferente vestimenta, lengua, tradiciones, y lo único que podemos ver alrededor son situaciones en las que vecinos de nuestra comunidad se refieren a esas persona indígenas como “indio pata rajada”, “Chiapas”, “indio sucio”, entre muchos epítetos más. También se practican actos en contra de ellos que muchas veces llegan a la agresión física al creerse una raza superior o simplemente que no sean del mismo origen. Pese a todo esto, la verdad, es que todos descendemos de esas personas llamadas erróneamente indios y deberíamos sentirnos orgullosos de ellos pues son una prueba viviente de nuestra cultura mexicana.
Quintana Roo es un estado pluricultural, donde se desarrolló, principalmente la Cultura Maya, sus descendientes, los Mayas de hoy, también sufren del racismo al ser burlados por su lengua y su manera de expresarse. Cosa que observamos a diario en todos los lugares públicos de esta ciudad.
En la hotelería y todo tipo de trabajo que ofrece nuestro estado es clarísimo el racismo pues al solo mirar a una persona que sea morena o que presente algún rasgo indígena se les niega la oportunidad de demostrar sus conocimientos o sus ganas de aprender. Considero que toda esta situación se ha dado por la falta de información e inculcación de valores. Tal es el caso que, en días pasados, se llevó a cabo una conferencia en un prestigioso hotel de Cancún para la cual fue invitada una persona muy conocida: Rigoberta Menchú[3]. Lo alarmante fue que cuando esta mujer se encontraba en una entrevista para un programa de radio, los vigilantes del hotel le pidieron que se retirara argumentándole que no podía vender ahí, el suceso fue todo un escándalo y un ejemplo claro del racismo, pues se había juzgado mal a esta persona solo por su apariencia. Como éste existen muchos casos más en los que el racismo gobierna las actitudes de los mexicanos y de toda la humanidad.
Finalmente, desde mi perspectiva, debemos procurar la igualdad entre los individuos para lograr vivir en armonía en un ambiente de cooperación, de respeto y donde todos tengamos los mismos derechos y obligaciones. No existe un lugar marcado para empezar a ser equitativos con nuestros vecinos y amigos, pero lo más importante es hacer el cambio en nuestra vida, empezar con el ejemplo. Además que si queremos respeto pues debemos procurar el respeto y no digo que en un día vayamos a terminar con el racismo, porque ha sido una lucha de muchos siglos y no se ha podido lograr un avance significativo, pero si empezamos poco a poco como lo han hecho grandes personajes en la historia como son: Martin Luther King, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, entre otros, tal vez algún día podamos conseguir la igualdad aunque sea en nuestra comunidad. No hay que tener miedo de relacionarnos con personas de diferentes etnias, al contrario creo que podemos aprender muchas cosas de esas personas, más de lo que imaginamos. Así que no nos dejemos llevar por las opiniones de otros y reflexionemos: “Si los padres se ríen de los chistes racistas o sexistas, otra generación crecerá con el veneno que los adultos no han tenido el valor de eliminar”[4].

Dania Antonio Santiago es estudiante de 2do. semestre de
Licenciatura en Administración Hotelera.










[3] Candidata a la Presidencia de Guatemala y premio Nobel de la Paz en 1992.
[4] Marian Wright Edelman.

domingo, 26 de enero de 2014

Del miedo y sus aliados (ensayo), por Nelson Torres





EL MIEDO

¿Qué es el miedo, sino el más viejo de nuestros instintos y el más fuerte de nuestros sentimientos? Analizando el miedo desde un punto de vista científico, le debemos demasiado. El amor, la pena, la ira y la alegría son emociones importantes en nuestra vida cotidiana, mas, sin embargo, el miedo es el responsable de la mayoría de las decisiones que tomamos día a día. Creemos ser nosotros quienes controlamos el miedo, nada más equivocado, pues nos daremos cuenta que el miedo nos controla a nosotros.
Físicamente suele sentirse como un sudor frío, el corazón se acelera, se aprieta el estómago y se dispara la respiración. Es algo que todos hemos experimentado.
Ante una amenaza, en segundos el cuerpo se prepara, mientras varios químicos en el interior, como adrenalina y cortisol se dispersan por el torrente sanguíneo bombeando sangre a los músculos y al corazón.
La amígdala cerebral es nuestra parte instintiva que está diseñada para dar dos respuestas básicas ante el miedo: enfrentar la amenaza o huir de ella, mientras que el hipocampo es la parte lógica que calcula si podremos enfrentar la amenaza, pero lamentablemente el hipocampo no siempre cumple su trabajo, es entonces cuando la persona queda paralizada, lo que la gente llama comúnmente: una parálisis de miedo.
El miedo es uno de los elementos de adaptación más efectivos, pues nos dice lo que es peligroso y casi todas las especies tienen la capacidad de aprender a evitar las cosas o situaciones que atenten contra su vida, por lo que podemos concluir que el miedo es una programación.
La programación de un miedo es muy fácil, pues registramos el miedo apenas algo nos sucede. En cuanto esto ocurre el cerebro guarda toda la información posible sobre ese acontecimiento, a través de nuestros cinco sentidos, por lo que un sonido, una imagen, una sensación o incluso un aroma puede detonar una respuesta de miedo. Sin embargo, cuando un miedo se vuelve algo obsesivo e ilógico, puede convertirse en una fobia. Las fobias son miedos exagerados donde la amígdala entrega al cerebro una respuesta ilógica, por lo que este no puede procesarla.
Históricamente el miedo ha jugado un papel clave en la historia de la humanidad, ha desatado guerras e incluso ha unido enemigos. No hace falta remontarnos a personajes históricos, basta con ver la historia de nuestras propias familias para darnos cuenta de que el miedo nos hace realizar acciones erróneas, o incluso mentir. La mentira, creo, es una de las consecuencias del miedo y querámoslo o no, seamos sinceros, todos somos un montón de mentirosos y quien diga que no miente precisamente es un embustero.
Tú, que estas leyendo este texto, tal ves no lo aceptes, tal vez me equivoque pero tú y yo somos tan mentirosos que muchas veces nos hemos mentido incluso a nosotros mismos ¿porqué? ¿No se supone que mínimo con nosotros deberíamos de ser sinceros? ¿Cuántas veces hemos escuchado que la verdad nos hará libres? ¿Tú lo crees? O acaso ¿somos tan hipócritas que hemos sobrevalorado a la verdad? ¿Acaso a veces no es mejor mentir a alguien en vez de lastimarlo? ¿Acaso alguna vez te contaron la verdad y no deseaste que te hubieran mentido? ¿Lo ves? Tenías miedo de saber, pero preferiste saber la verdad, fuiste valiente y te felicito ¿pero acaso no sufriste por ello?
La mentira muchas veces es producto del miedo, nuestra sociedad está cimentada en base a miedos y mentiras, tan solo mira a tu alrededor, mira en la calle y te toparas con ojos vacíos, son los que resignaron su fe en el amor. Obsérvalos, ¿qué miras? ¿Ves a esa chica estudiosa? Sabes lo inteligente que es pero mira su alma a través de sus ojos y observarás esa fina fragilidad. ¿Por qué lo hace? ¿Por qué es tan estudiosa? Desgraciadamente muchas de esas personas no son estudiosas por que quieran aprender más, ellas te dirán que sí, no todas, pero conocemos tantos casos en los cuales esa mujer tiene miedo de decepcionar a sus padres, más que decepcionarse a sí misma, está tan preocupada por complacerlos que incluso son pocos los amigos que tiene, esas mujeres que conocimos que tampoco nunca se casaron por cuidar a sus padres, o el ejemplo de las personas superficiales, suelen estar en un círculo selecto, pero viven de las apariencias, de mentiras de un miedo por ser rechazados o simplemente de sentirse inferiores.
Por lo general este tipo de personas sufre de allodoxafobia que es el miedo a las opiniones.
El miedo es lo mas contagioso que existe, en la sociedad a nivel mundial, solemos catalogarnos por grupos, en este caso razas lo que dio origen al racismo, que no es más que ignorancia mezclada con miedo, “si no existieran colores, el ser humano sería racista por los olores” (Domingo Antonio Edjang Moreno. Érase que se era, canción).
Entonces el miedo entre razas crea otro problema: Violencia.
Para probar que una raza es superior, que ejemplo mas “claro” es golpeando a alguien de otra raza, o de otro país, que en este caso sería una xenofobia, que es el miedo o rechazo a los extranjeros.
A excepción de los masoquistas todos somos agliofóbicos, tenemos miedo a experimentar dolor, como por ejemplo a las agujas, lo que se convierte en aicmofobia que es el miedo a las agujas.
La mayoría de la gente, de niños experimentó la acluofobia, que es el miedo a la oscuridad, miedo que incluso prevalece en algunos adultos y  podrás decir que no temes a la oscuridad, que puedes andar en tu casa a oscuras, en tu escuela. Pero solo y en un lugar desconocido estoy seguro que ha de cambiar la situación, pero el hombre tuvo miedo a la oscuridad y el ser humano desarrollo la luz y la electricidad.
Entonces si el miedo es contagioso, como lo saben muchos gobiernos y políticos pueden usarlo a su favor, como aquí en México. Durante las elecciones del 2006 la elección estaba muy reñida entre Felipe Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador, por lo que Calderón torció algunas de las propuestas de Obrador en sus anuncios.
Andrés Manuel López Obrador hablaba de que se dejarán de enriquecer los ricos y ayudaríamos a los pobres. Entonces la gente de Felipe Calderón sacó a la luz un comercial en el cual le hacía creer a la clase media y alta, que sí ganaba López obrador, les quitarían parte de sus bienes que tanto les habían costado o les descontarían sus sueldos, entonces la gente al tener miedo, no analizó verdaderamente los hechos y se rumora que Obrador estuvo apunto de ganar la Presidencia, de no ser por algunas trampas del candidato panista.
Calderón al ganar las elecciones por muy poco margen, empieza a temer que lo remuevan del puesto y lanza “un gran proyecto a nivel nacional” el cuál consistía en terminar con el crimen organizado.
Factores como el miedo, la pobreza y la falta de valores repercuten en el gobierno que empieza a desmantelar el crimen organizado, pero sin trabajo, sin estudios, con hambre y falta de valores, varios de los jóvenes del país empiezan su carrera como narcotraficantes a muy corta edad. Tanto que en algunos lugares del país, la gente ya teme salir de sus casas.
Así que como vemos el miedo puede sacar a la luz nuestros peores rasgos. Bien lo expresó Montaigne en su ensayo Del Miedo: “En, efecto, he visto muchas gentes a quienes el miedo ha llevado a la insensatez, y hasta en los más seguros de cabeza, mientras tal pasión domina, engendra terribles alucinaciones.” (Michel de Montaigne, Ensayos de Montaigne, Libro 1, Capítulo XVII). Pero también los más brillantes, así pues el miedo también ha representado grandes avances para la humanidad; el miedo no es tan malo.
La mayoría de nosotros le tememos tanto al fracaso, y nos esforzamos tanto por huir de él, somos una contradicción. Por una parte pensamos ¡Hazlo! y otra parte de nosotros nos dice ¡No! Sabemos cual es el camino pero en vez de seguirlo, nos salimos, para luego quejarnos por habernos perdido, inventamos excusas que convertimos en motivos, confundimos lo que debimos hacer, con lo que realmente hicimos y vivimos. Vivimos deseando algo que no tenemos y lo perseguimos. No hay uno solo de nosotros que diga que ha conseguido todo lo que un día quiso. Porque no se puede, pero aunque no se pueda insistimos, y ese buscar lo imposible es nuestra bendición y nuestro castigo, somos dueños de un montón de sueños. La decepción es el precio cuando se intenta agarrar el cielo, para ver que se te escurre entre los dedos y somos eso. Seres imperfectos que sueñan con ser perfectos y se recriminan a sí mismos sus defectos, seres que aplauden las grandes gestas en vez de los pequeños gestos.
El miedo puede destruirnos o servirnos para hacer grandes cosas, ¿cómo podríamos correr más rápido de lo normal, soportar más golpes y golpear más fuerte que nunca sin el impulso más grande del alma?: El miedo a la muerte.

Nelson Torres es estudiante de 2º semestre de Ing. Empresarial.